E.P.P. Equipos de protección, (parte 1)

En esta nueva entrega hablamos de los equipos de protección para poder acceder al colmenar con seguridad, lo cierto es que quería hacer un vídeo sobre todo el equipo pero solo he podido hablar de las caretas, la protección superior.

Puede que sí merezca la pena dedicar los veinte minutos largos a este tema, no es una cuestión menor porque es el primer sitio donde intentarán picarte las vigilantes a poco que te acerques al colmenar. Instintivamente saben que en general el óvalo facial es muy sensible y por eso centrarán sus primeros ataques en esa zona porque resulta especialmente molesto, yo diría que para todos los mamíferos, en especial los ojos suelen ser el blanco de su diana.

Saben que duele y saben que asustan, por eso se hacen muy visibles, dirigen su vuelo hacia los ojo, vibran e intentan posarse muy cerca de ellos para que las veas y las sientas bien. Aumentan la frecuencia y el volumen del sonido del vuelo, para que las oigas perfectamente y para que sientas la necesidad de alejarte cuando antes, se combinan dos tipos de ataques, el primero hace inevitable que las veas, el segundo se aparta de tu campo visual directo para que sientas un miedo invisible que provoque tu huida, este es el fin de la defensa provocar tu pánico y que te alejes cuanto antes de su nido de cría.

La apitoxina tiene un curioso efecto sobre las víctimas del ataque, yo diría que tiene activadores de la adrenalina para alterarte muy rápidamente, siempre digo que es un dolor que altera y enfada a partes iguales, la víctima siente la necesidad alejarse para evitar la entrada de más veneno y sí, ¡Huyes tan rápido como puedes!

El aguijón de la abeja es la evolución de un oviscapto, una extremidad móvil que poseen muchos insectos hembra para mover los huevos desde su propio abdomen al espacio donde colocarán la puesta en el exterior; es primordial en muchas especies tener la capacidad de ocultar los huevos en ranuras o cavidades para que no sean localizados por posibles depredadores. El aguijón es pues, la evolución de este oviscapto y esta es la razón por la cual solo lo poseen las abejas hembra. Los machos (zánganos), no poseen aguijón y son completamente inofensivos.

El aguijón, es una pequeña pieza de ingeniería biológica, se desprenderá del cuerpo de la abeja una vez insertada en cualquier lugar de la epidermis de la víctima, posee un diminuto músculo que acciona el movimiento de las dos piezas de las que consta el aguijón dentado en forma de arpón que, de manera autónoma, irá abriéndose camino en la piel para inocular el veneno en capas inferiores y más profundas de la piel, al tiempo que activa una mini-bomba que inocula la apitoxina.

Esta es la razón por la que las abejas solo pueden picar una vez, ya que solo disponen de un aguijón. La abeja morirá horas después de esta picadura. La parte de vísceras que quedarán fuera de la piel, es un indicador olfativo para otras vigilantes que incitarán a repetir la picadura en la proximidad de la anterior para sumar el efecto de las dosis suministradas, y que el intruso recuerde durante más tiempo que debe asociar el ruido y la visión del defensor, a un intenso dolor y una posterior hinchazón que en ocasiones inutilizará al intruso durante varios días.

Aquí presentamos cómo evitar todo lo expuesto, ya que basta con alejar el aguijón de tu epidermis, esto es lo que consigue aquello que se denomina, Equipo de Protección Personal.

¡Seguimos!

 

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