Apicultura en agosto: resistencia y cuidado en tiempos de calor.

La segunda quincena de agosto es siempre un desafío. El calor aprieta, el cansancio se acumula, y también la presión psicológica de pensar que estás solo ante las adversidades climáticas, mientras todos están de vacaciones. El campo se ralentiza y a nosotros nos cuesta mantener el ritmo. Sin embargo, las abejas siguen. Ellas modulan su actividad, se adaptan y resisten en pleno estío. Nuestro papel es acompañarlas con pequeños gestos, atentos a lo que necesitan en este tiempo en el que la naturaleza parece ir a medio gas.

La semana tipo de campo comenzó esta vez en Salt del Llop (Sagunto). Allí, además de aportar agua y alimento ligero, añadimos dos panales nuevos al corazón del nido. Lo que ocurrió después fue de esos momentos que dejan huella: en la piquera se desplegó un vuelo coordinado, como un “sol artificial”. Era como si la colonia dijera: “aquí ha cambiado algo, organicémonos de nuevo”. Pequeños signos que recuerdan lo sensible y lo viva que es la dinámica del enjambre.

Un día de verano más en Buixcarró, un colmenar que va creciendo. Las colonias presentes habían consumido por completo la ayuda anterior, y esta semana se sumó una nueva posición: la colonia aportada recientemente de Calpe, equipada en esta visita con el alimentador. Desde ahora podremos evaluar también su grado de aprovechamiento. La posición 11 mostró un pecoreo algo más intenso, aunque conviene mantener la cautela: agosto obliga a interpretar los signos con cuidado, porque lo que parece fortaleza puede ser, en realidad, debilidad disfrazada de pillaje.

Como de costumbre, cuando voy a Blai Giner también paso por el Albergue Apícola. En ambas estaciones preparamos una ayuda ligera para nuestras colonias presentes en las bancadas, simplemente para que resultara atractiva sin alterar ni activar nada, y repusimos agua fresca en los bebederos. En Blai Giner, la posición 4 volvió a destacar como la más fuerte; en el Albergue, resolvimos un fallo en el alimentador de la posición 3. Detalles como el de un simple alimentador que no funciona pueden marcar la diferencia en pleno verano. Fueron dos estaciones polinizadoras revisadas en una mañana, con la satisfacción de cerrar informes y asegurar la continuidad del programa estival.

Visita quincenal a Terra Natura, un lugar siempre especial por la mezcla de educación y apicultura viva. La colmena interior desbordaba fuerza: panales cubiertos al 90%, ventilación activa y hasta escenas de comportamiento higiénico, con una obrera retirando detritos. También encontramos restos de una esfinge de la calavera, repelida por la colonia, ¡como debe ser en una colonia fuerte! es una imagen que simboliza la capacidad de defensa del enjambre. En la colmena exterior (NIP), la recuperación del pecoreo confirmaba el buen momento de floraciones en el parque. Fue un recordatorio de que, incluso en pleno agosto, la naturaleza ofrece su propio sustento cuando menos lo esperamos.

El día terminó en Rentonar, donde la situación fue más preocupante. La colmena de la posición 5 apenas mostraba actividad. Aportamos alimento, pero la revisión quedó incompleta por la hora tardía. La fuerte presencia de avispas, esos “ogros” de las abejas que tanto complican el verano nos insta a volver otro día con más tiempo.

Al mirar esta semana en conjunto y la canícula en general, el mensaje es claro: todas las colonias consumen el 100% del regalo, especialmente por su contenido de agua que usan para refrigerar el interior de la colmena. Eso confirma la utilidad de las dosis pequeñas, con la mezcla ligeras de azúcar y poleo, pensadas más para refrescar y acompañar que para sustituir ni mucho menos activar. Es el equilibrio entre el cuidado humano y la autonomía de las abejas.

El mes de agosto no fue espectacular ni lleno de grandes sorpresas, mas bien alguna decepción, pero sí ejemplo de constancia y resiliencia. Agua, alimento, revisiones, paciencia. Pequeños pasos que, en medio del calor sofocante, sostienen el trabajo y aseguran que las abejas sigan adelante. Porque al final, ese es el verdadero aprendizaje:

ellas resisten, y nosotros simplemente acompañamos y asistimos.

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