MIEL REGALADA POR LAS ABEJAS

 “…Buscad el verdadero bienestar de los enjambres silvestres y no os faltarán nunca, ni la miel, ni ninguno otro, de los  mil beneficios que las abejas nos aportan…”

                 

En mi anterior visita a la Estación Polinizadora de” La Teixereta”, en el Parque Natural de la Font Roja, (Alcoy),  las abejas me tenían preparado un delicioso regalo. En la primavera de 2009 quise aportar un nuevo  enjambre,  llegado de forma natural a uno de mis NIP en el casco urbano de la ciudad de Alcoy, tras ver que había experimentado un crecimiento adecuado, me atreví a instalarlo en la estación polinizadora de “La Teixereta”, para intentar que se asentara allí y que le hiciera compañía a la más antigua colonia viva de las que disfrutamos, (05716). Es una antigua colonia experta en supervivencia, que conoce perfectamente dónde hay puntos de agua, dónde y cuándo los mejores pastos, dónde encontrar cuevas para refrescarse en el tórrido verano mediterráneo, y cómo actuar en inviernos nevados y largos a más de 1.200 metros de altitud, curtida en más de diez batallas contra el invierno. Hay dos factores muy importantes que mantienen vivo el espíritu de la colmena, uno es la temperatura interior y otro es el sonido, el rumor que genera la colonia. En una colonia fuerte no cesa el rumor, solo se atenúa por las noches, a primerísima hora de la mañana ya empieza a intensificarse y en poco tiempo una colonia que sabe mantener la temperatura de la colmena, no necesita esperar al sol para calentarse, ya puede enviar abejas a pecorear antes del amanecer, estas, recolectarán el néctar más próximo a la colmena y con este desayuno activarán el resto de la pecorea. Las segundas colonias en “despertar”,  habrán de conformarse con las flores más alejadas y todo se ralentiza en este caso. En tiempos de pujanza, cuando la primavera hace florecer a todo el entorno este efecto pasa casi desapercibido pues hay suficiente para todos.  En otoño, cuando el día empieza a acortar y empieza refrescar, sí se acentúa esta competencia, cada colonia pugna por acopiar la mayor cantidad posible de néctar, convertirlo en miel y preparar una invernada en las mejores condiciones posibles. La selección natural sí es despiadada entonces, las segundas o terceras colonias en importancia deben hacer muchos más kilómetros de vuelo que sus vecinas más fuertes. En lo más duro del invierno, es  cuando se produce un efecto poco conocido por los apicultores, que nosotros llamamos “reunificación de colonias”; la ley de la colmena dice: no se puede entrar vacía a la colmena, ya se encargan de ello las vigilantes en la entrada, en un día propicio, una abeja de una colmena débil consigue salir a pecorear, al regresar a su colmena con algo de néctar, oye a sus vecinos rumorear más fuerte que a su débil colonia,  su colonia, puede que ya no rumoree, la temperatura en la piquera es bastante más tibia que en su fría colmena, prueba a entrar y nadie le impide el paso porque toda aportación néctar fresco es bienvenida venga de donde venga. Es entonces cuando las abejas nos dan una nueva lección de comportamiento, acogen a tantas abejas como desertan de una colmena en vías de desaparición, al mismo tiempo que reciclan las reservas de la colmena débil aprovechando su miel cuando las aportaciones de néctar flaquean en invierno, y no es extraño ver cómo unos NIP mantienen o aumentan ligeramente su población en tiempos en los que el nido de cría está aletargado, y otros NIP simplemente son abandonados poco a poco por las abejas que no dejan cuerpo inerte alguno visible, esto puede explicar en parte lo que los apicultores llaman Síndrome de Desaparición Súbita de Colonias, (DSC), en la que los colmenares se ven diezmados drásticamente en los inviernos sin causa aparente,  aunque es cierto que otros factores han actuado para acentuar este desastre en los últimos tiempos. 05716, la vieja y resabiada colonia sabía perfectamente cómo actuar ante un invierno, el de 2009-2010 especialmente duro como el que hemos sufrido. Por el contrario, la joven e inexperta colonia 09003, sí supo trabajar con ahínco en los meses estivales, pero perdió la batalla contra un crudísimo invierno, gran parte de los méritos de 05716 en la victoria contra este invierno, la tienen las reservas de 09003 que fueron administradas sabiamente por ambas colonias, una vez que se reunificaron en casa de 05716, todo vale en la batalla de la supervivencia. Por eso, yo, el humilde jardinero y observador de Font Roja, me tuve que conformar con las sobras; cuatro pequeños tarritos de miel exprimida directamente de los panales que les sobraron a las abejas, ya que, si tienen néctar fresco en las flores, dejan inmediatamente de reciclar el concentrado de néctar, que es la miel. Os diré que me duelen las manos de apretar con fuerza los panales sobrantes con miel, pero me sabe a gloria bendita este regalo que me han dejado las abejas, y seguiré agradeciendo en las sucesivas visitas que realizaré a la estación polinizadora, limpiando el receptáculo de los residuos, aportando agua, y contando aquí todas mis experiencias. Eso sí, será un recorrido algo más dulce. Acceso a Galería Fotográfica:  I  II  III  IV V

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